sábado, 25 de mayo de 2013

La venta personal en el sector turístico: concepto y gestión


LA VENTA PERSONAL EN EL SECTOR TURÍSTICO:

La importancia de la venta personal en el sector turístico se debe a que las acciones de venta se extienden, en cierta medida, a todo el personal de contacto directo con el cliente, desde un recepcionista a la camarera/o de pisos, independientemente de la existencia de un equipo de ventas.

La venta personal del equipo de ventas, se encarga de la presentación oral de un producto a un comprador potencial con el fin de realizar una venta. Existe para ello un equipo humano formado por el conjunto de vendedores que trabajan para una organización. 
El personal de ventas o fuerza de ventas (salesforce) recibe diferentes denominaciones, abarcando los términos de agentes o técnicos comerciales, representantes y delegados de ventas, entre otros.
La fuerza de ventas se puede clasificar en dos grupos fundamentales, según su grado de vinculación profesional con la empresa: 
los vendedores que están integrados en la plantilla laboral de la compañía y quienes no lo están, que establecen acuerdos privados con la empresa para ejercer su trabajo (autónomos).

El objetivo principal de la utilización de la fuerza de ventas es la consecución de las ventas de un producto. A partir de este objetivo podemos encontrar otros más concretos:

-          la obtención de un volumen de ventas en un ámbito geográfico y un período de tiempo determinados
-          el incremento de las compras por cliente
-          el aumento del número de clientes
-          la obtención de información de los comportamientos del mercado y de la competencia
-          la participación en las acciones de publicidad, promoción y relaciones públicas de la organización, dándolas a conocer a los clientes.


Las tareas que realiza la fuerza de ventas son muy variadas:


Promoción de los productos turísticos -  colabora en las acciones de comunicación que se han programado bajo los instrumentos de publicidad y promoción de ventas, especialmente.

Cerrar contratos de venta - que supone la culminación del proceso de ventas.  El vendedor debe dar soluciones a las reacciones del cliente, tanto positivas como negativas. Para ello debe dominar una serie de argumentos acerca del producto que posibilite potenciar las reacciones positivas y contrarrestar las negativas.

Seguimiento de la satisfacción del cliente - el proceso de venta no finaliza con el cierre de la misma, puesto que el vendedor debe reforzar las relaciones con el cliente, comprobando así su grado de satisfacción con el producto adquirido (servicio post-venta).
De esta manera, se procura mantener una relación duradera que genere nuevas oportunidades de negocio para la empresa.

Prospecciones de nuevos clientes (Leads) El contacto permanente con el mercado hace posible que se adviertan nuevos gustos y necesidades de los consumidores y nuevas actuaciones de las empresas competidoras. En este sentido, la acción de venta depende de la identificación precisa de las características de los clientes potenciales y de los competidores.

Transmite la imagen de la empresa – a través del vendedor, que es la cara visible de la organización, es decir, su forma de actuar va a ser un reflejo de la misma desde la óptica del cliente, que proyectará las impresiones que ha recibido de este personal a toda la empresa.

Atiende a los compradores potenciales. La labor de los vendedores no sólo se concentra en los clientes que han sido identificados como su público objetivo, sino que, además, tratan de atender a todos aquellos compradores potenciales que han solicitado algún tipo de información sobre los productos turísticos.

Actúa en representación de la empresa -  constituyen el vínculo personal de la organización con los clientes. Pero no es el único vínculo, tratándose del sector turístico, dado que cualquier persona que esté en contacto directo con el cliente se considera que realiza también una función de ventas, que puede influir de alguna manera sobre el volumen de ventas. 

4.1. El proceso de gestión de la fuerza de ventas

Implica la planificación, la organización, la dirección y el control de los esfuerzos que realizan sus miembros. 
El primer paso en el proceso de gestión es el establecimiento de objetivos, que se fijarán de acuerdo con el plan de Marketing y el plan de comunicación concretos. Los objetivos han de ser precisos para que puedan orientar a los responsables de ventas a la hora de concretar las acciones a emprender. Asimismo, los objetivos deben ser cuantificables para saber en qué grado han sido alcanzados y, además, deben estar acotados en el tiempo.


 Para alcanzar los objetivos fijados se dispone de la asignación de un presupuesto, que servirá para diseñar la dimensión y la estructura de la red de ventas. Es decir, es necesario que se determine el número de vendedores que va a componer el equipo de ventas, al igual que se debe establecer su forma de organizarse en función de algunos criterios. Así, el personal de ventas puede estar organizado por territorios, por producto o por clientes, donde cada vendedor o grupo de vendedores tiene asignado una zona geográfica, un tipo de producto o un grupo de clientes, respectivamente.
Una vez que la empresa ha decidido cuál va a ser la organización de la fuerza de ventas, se realizan una serie de actividades que se corresponden con la selección, la formación, y la asignación y motivación del personal de ventas

Estos factores van a incidir de manera sustancial en la respuesta efectiva del equipo de ventas:

 - Un factor clave del éxito de la fuerza de ventas es la correcta selección de los vendedores
- La formación del personal de ventas 
- Con la asignación y motivación de los vendedores se intenta que obtengan los mejores resultados posibles. 
Las retribuciones del vendedor deben cumplir unos requisitos básicos: 
1 garantizar un salario digno, que le proporcione una seguridad
2 premiar cualquier resultado excepcional que consigar
3 ser fácil de entender. 
Los sistemas de remuneración son diversos, pero los más comunes son los que utilizan los honorarios fijos más los incentivos, a través de comisiones o primas que se otorgan por conseguir unos objetivos determinados. 
Pero hay muchas otras maneras de motivar a los vendedores, como pueden ser la transmisión de información de la empresa para que se integre más en ella; las ayudas técnicas a través de los programas de formación; y los concursos de venta, que fomenten el reconocimiento de un trabajo bien hecho.

 Por último, la fase de evaluación y control de la fuerza de ventas permite observar el grado de cumplimiento de los objetivos fijados por la organización. De esta manera, se comparan continuamente los resultados obtenidos por el personal de ventas y se detectan las desviaciones respecto a los fines propuestos, adoptando las medidas correctivas oportunas.

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